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Antes de la Conquista, en Mesoamérica ya se elaboraban diversas salsas complejas usando chiles, jitomates, hierbas y semillas molidas en metate. Estas salsas eran base fundamental de la cocina indígena en diversos contextos
rituales y/o festivos.
Característicamente durante el periodo virreinal de la Nueva España, el mole (como lo entendemos hoy en día), fue el resultado del mestizaje culinario en las cocinas de la época, a partir de ese momento histórico se incorporaron
ingredientes no originarios de América como: canela, clavo, almendras, anís, pimienta negra, ajonjolí, azúcar, entre otros.
Fray Bernardino de Sahagún, describe en la “Historia general de las cosas de
Nueva España”, distintos “molli”, es decir las salsas indígenas elaboradas con
chile, jitomate, pepitas y especias, ademas de su relación con usos rituales.
El connotado arqueólogo y antropólogo mexicano D. Eduardo Matos
Moctezuma nos relata: “Las palabras de fray Bernardino de Sahagún en su
Historia General de las Cosas de la Nueva España no pueden ser más
elocuentes. La boda, se celebraba con la comida que acompañaba al ritual
del casorio. El molli está presente en el banquete y sirve de magnífico
preámbulo para la noche de bodas. Al nacer un hijo se preparaba todo para
los rituales de presentación del niño o niña, para lo cual: "Hacían también
comida de molli, o potaje con frijoles y maíz tostado..." Así, cada paso que se
daba desde el nacimiento hasta la muerte iba acompañado del recordatorio
de la importancia del alimento”
Fray Alonso de Molina, en su libro “Vocabulario en lengua mexicana y
castellana “(1571), establece el término “molli” como una salsa, dando
evidencia lingüística del término, previo al sincretismo culinario novohispano.
Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla (siglo XVII), en sus cartas y
crónicas menciona para distintas fiestas se preparaban en los conventos
poblanos, guisos complejos con salsas espesas, donde se usaban cacao, chile y
otras especias.
Podemos considerar al mole es una síntesis cultural y culinaria, como una salsa
indígena, molida inicialmente con el metate, que puede llegar a presentar
gran complejidad de ingredientes y cuyo simbolismo siempre ha sido festivo.
“Los moles son herencia viva de la sensibilidad, del conocimiento ancestral. Sólo el
sabio sentir del alma entregada a esta noble preparación puede realizar el gran
encuentro de tan diversos aromas y texturas que se unen, se muelen y se sazonan
bajo el consejo de las abuelas, siguiendo las intuiciones del corazón”
Chef Patricia Quintana.
Para terminar, podemos mencionar que en la cocina mexicana, ciertos platillos
típicos, como por ejemplo el pozole, aunque tengan caldo, no se consideran
sopas, sino platos fuertes o platos principales. En recetarios clásicos como:
• "La Cocina Mexicana" de Josefina Velázquez de León
• "Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana" de Ricardo
Muñoz Zurita
se establecen a los platillos como el pozole, la birria, la barbacoa, el pipián, el
mole, etc., como "platillos de cuchara" pero no como sopas, sino como "platillos
principales caldosos”.
Medicina Culinaria
Ensenada, Baja California, México